lunes, 20 de abril de 2009

LOS VECINOS DEL PRESIDENTE



LOS VECINOS DEL PRESIDENTE

Miguel se me presentó sin apellido la mañana de un lunes de enero en la calle décima con carrera séptima, en pleno centro de Bogotá. Se dedicaba a la venta ambulante de aguacates. De sonrisa alegre, mirada honesta y sin otra arma que una Biblia dentro su bolso, Miguel había vivido una vida llena de odio, dolor y desesperanza.

Yo había salido aquel día con la intención de captar las impresiones de la gente de la calle acerca de la próxima cumbre que se celebraría en esos días entre el Presidente Andrés Pastrana y el comandante de las F.A.R.C., Manuel Marulanda alias Tiro Fijo.
Miguel, humilde campesino de un pueblo del departamento de Santander llamado Cimitarra, al noreste de Colombia, había presenciado el asesinato de su familia a ,manos de los Paramilitares, lo cual le motivó a alistarse en las filas de la Guerrilla. Después de varios años decidió huir a la capital, con la esperanza de dejar atrás su pasado, pero se encontró solo, sin comida ni techo, fue engañado y explotado.

Así fue como llegó al Cartucho, una de las zonas más peligrosas y marginales del mundo, situada a escasos metros del Palacio Presidencial. Actualmente desaparecida, esta zona fue conocida durante años por ser foco del tráfico de drogas, armas, niños; órganos humanos y todo tipo de objetos robados. También fue conocida por su vinculación con el Sicariato.



Miguel se dedicó a la venta de drogas dentro de una de las tantas casas denominadas Ollas, hasta que un día alguien le ofreció un puñado de billetes por matar a un desconocido. A partir de ese momento comenzó una larga lista de asesinatos cada vez más elaborados. Su destino estaba escrito hasta que un buen día la Fe le llevó a encontrar en la Biblia su redención y esto cambió su vida por completo. Desde entonces vende en la calle.


La vida ya no vale nada para aquel que ha nacido siendo víctima de la injusticia, sobrevive por instinto y a toda costa. El caso de Miguel no es muy diferente al de muchos otros que no han corrido con la misma suerte. La violencia dejó los campos desiertos, los campesinos huyeron de sus tierras para no seguir siendo víctimas de la guerra interminable entre Ejército, Guerrilla y Paramilitares. Huyen de un infierno para llegar a otro, en un país en el que prácticamente no existe la clase media. Los más perjudicados son los niños que crecen alimentados por el odio y el resentimiento, aquel niño que combate en las Guerrillas, y su peor arma es la venganza.

Giovanni Romero
Bogotá 1999



3 comentarios:

  1. Fotos magníficas...La história de Miguel, estremecedora...

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  2. La história de Miguel no es diferente a la de muchos otros que se han visto empujados al odio y la violencia en mi pais, lo verdaderamente admirable es que haya sabido alejarse de ese infierno...

    Gracias por tu comentario Mar.
    Saludos

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  3. Estremecedor, no solo por el relato, sino porque es un caso mas entre tantos otros, y que se repite todos los dias, año tras año....hasta cuando?

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